esa lanza,
esa aurora infinita
con el torso desnudo
y los ojos en vela,
era el tiempo…
Ese lugar a salvo de la vida
ese lugar a pasos de la muerte,
en su desmesura,
en su rostro vencido….
ah.. era el tiempo…
donde yo me dormía por las tardes
perdidas de mi infancia,
donde yo me nacía como un sueño,
en la última noche de mis años,
en la primera impresión de las palabras…
la novia de todos los destinos
la madre vieja, la voluntad, la sombra.
Ah… era el tiempo…
tensa cuerda invisible
música rota entre los cuerpos;
mi calle de pequeña
mis pies chiquitos,
las manos de mi padre en cinta,
mi media lengua y mi silencio
los minutos, los segundos vacíos,
la eternidad moral de la vergüenza;
la soledad, todos los abandonos,
las imágenes mudas de la felicidad
recuerdos escondidos en los surcos del aire,
retoños de domingo.
Ah…era el tiempo…
mi tiempo,
triste norma infinita
que nos traza el instante:
era mi niña buena
con su voz de señora
la que andaba en el tiempo
acunando la forma
y es mi mujer
serena la que mece en mi ahora
a la abuela tranquila que se oculta
en mis horas…
ah…es el tiempo….
el que da y el que toma,
el que engendra a los hijos
y los pare en su ronda,
el tiempo prende al pecho
a la pequeña alondra
que del calostro bebe
sólo por unas horas
y luego ya la leche
con tiempo se da toda
y un dia de camino
el reloj lo devora
y el niño en su sonrisa
muerde el pecho que toma.
…Es el tiempo, que pasa
como si hubiera sido
la vida en su espesura
un sueño sin memoria,
y del vientre encendido
al sempiterno arrullo
hay migajas de aquellos
dulces rotos segundos,
es el tiempo el que bebe
el que otorga, el que goza,
y en el trazo cancino
de la vida que brota
hay un solo destino
para todas las cosas.
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